Columna publicada el martes 22 de agosto de 2006 en la Revista Ya de El Mercurio. Dice la filosofía que el amor es el motor de la vida y que el amor no es otra cosa que la capacidad de transformar a otro, al mundo. Es de conocimiento público que la falta de amor y apego a la vida es el sentimiento esencial en la depresión. Falta amor por uno misma, falta amor por los otros, por la naturaleza, por el trabajo, por la belleza. Todo lo erótico parece desaparecer, y la vida se viste de muerte. En las depresiones leves este desamor se manifiesta en lata, cansancio, desmotivación, ganas de estar sola. A medida que la depresión se agrava, el miedo se hace una constante, el aislamiento es necesario como el agua y las ganas de relacionarse con los objetos y las personas se hace difícil o imposible. Hay melancolía existencial o tristeza aguda. Lavarse es un esfuerzo, rendir una tragedia, todo es una amenaza porque la percepción del mundo cambia y lo que queda es un lugar hostil donde la persona ...
En este espacio publico artículos, entrevistas, videos, infografías y otras elementos, cuyo único objetivo es guiar la reflexión sobre cómo somos y actuamos los seres humanos. La idea es aportar a la conversación y diálogo, en ningún caso, es un espacio de confrontación o discusión. Todo lo que yo diga o comente, es a título personal, es lo que yo creo o pienso, en ningún caso representa una verdad. Si en algún momento así pareciera, me lo hacen saber. Desde ya agradecido por su respeto.