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Entevista a Rafael Echeverría y respuesta de Sergio Peña y Lillo

Entrevista a Rafael Echeverría publicada en el cuerpo Arte y Letras del diario El Mercurio el domingo el día 15 de octubre de 2006


La caída del modelo metafísico
Manuel Feliú G.

El mundo tal como lo conocemos está en un proceso de cambio absoluto, afirma Echeverría desde su departamento del nuevo Santiago. Pero él no se refiere a un cambio fáctico, sino a uno mucho más profundo, el que tiene que ver con las categorías mentales que hemos usado durante siglos para comprender la realidad.

Los ideales que otrora fundamentaron y propulsaron el movimiento de sociedades enteras hoy se encuentran en crisis. Esto es lo que Echeverría llama la caída del modelo metafísico, es decir, la caída de la forma de comprender la realidad que se originó con Platón y Aristóteles y que puso al ser como fundamento absoluto y último de ésta. Hoy ha cambiado el paradigma bajo el cual nos movemos y los patrones por los que regimos nuestra conducta se encuentran en transformación, hecho que nos obliga a buscar nuevas respuestas.

Echeverría (sociólogo y doctor en filosofía de la universidad de Londres) ha dedicado su vida a una investigación permanente sobre los fundamentos del ser humano, cuestión que lo llevó en un inicio a interesarse por Marx para luego alejarse en busca de filósofos que dieran cuenta de este cambio radical que mencionamos. Es así como se aproximó a las filosofías de Feuerbach y Nietzsche, a Buber, a Heidegger, a Foucault y a Vattimo, todos ellos pensadores en los que esta temática encuentra momentos de reflexión notables. Desde que conoce a Fernando Flores y a Humberto Maturana, el derrotero de su pensamiento se orienta hacia una visión sistémica de la existencia humana, poniendo el acento en el punto de vista del observador, cuestión que naturalmente hereda de la ontología del observador de Humberto Maturana. En esos años en California desarrolla su libro más conocido, "La ontología del lenguaje", como un modo de responder a algunas interrogantes que la línea de investigación de Flores había dejado abiertas. Hoy, a través de su empresa Newfields, tiene presencia en varios países hispanoparlantes en los que ha desarrollado couching ontológico como una forma eficiente de resolver problemas al interior de las empresas, las que también se enfrentan a los nuevos desafíos de este cambio de paradigma.

Próximamente en Chile está por ser publicado su libro "Por la senda del pensar ontológico".

-¿Cuáles crees tú que son los antecedentes necesarios para comprender este cambio de paradigma que propones estamos viviendo?

"Estamos viviendo una de las mutaciones más importantes que podemos enfrentar, una crisis fundamental de las categorías básicas con las cuales operábamos, el cambio radical de nuestra concepción sobre cómo somos los hombres y donde se pone en cuestión una respuesta hegemónica que definió el conocimiento, las formas de vida y una ética de la convivencia desde hace más de dos mil años. Este proceso de transformación se inicia hace casi doscientos años con Feuerbach, cuando se lanza en picada contra el edificio hegeliano y luego con Nietzsche, en un orden completamente distinto pero complementario, ambos filósofos se enfrentan al orden metafísico imperante anunciando la caída de éste, orden que surge con Platón y Aristóteles y que pone al ser como el fundamento de la realidad, fuente de toda verdad y justificación última de nuestra conducta. Estamos en una crisis del criterio de unicidad y eso es lo central del pensamiento metafísico, que culmina en un punto único, inmutable y trascendente donde nos subordinamos todos y del que normalmente algunos se apropian, reivindicando ser su encarnación y procurando someter a los demás a su parecer, porque ellos aseguran tienen el mejor acceso a la verdad. Hoy día lo que está en cuestión es eso, que se traduce en la mutación de una concepción fundamental del ser humano, en el cuestionamiento y articulación de una nueva concepción alternativa que pone el énfasis en la transformación siguiendo el camino alternativo de Heráclito. Este cambio de paradigma es fruto de la caída de la metafísica tradicional y de los sistemas totalitarios que mencionábamos, cuestión que abre un nuevo orden, que pone el énfasis en la acción y que pone en cuestión la noción de verdad, que defiende la perspectiva de la interpretación y que afirma la multiplicidad del fenómeno humano incorporando aspectos despreciados por la metafísica como son la corporalidad y la dimensión emocional -como lo muestra Friedrich Nietzsche- y en donde, sin despreciar a la razón, se le da un papel completamente distinto, y donde comienzan a establecerse bases para respuestas en todos los ámbitos totalmente nuevas. Es un claro donde el ser humano y toda actividad humana y el sentido de la vida y de las modalidades de convivencia se articulan en claves totalmente desconocidas hasta ahora".

-Tu discurso es consustancial con el ser, en la medida en que lo requieres permanentemente para articular desde él tus posiciones. ¿Qué lugar epistemológico ocupa el ser?

"Creo que no hay mayor posibilidad de conocimiento si prescindimos de la noción de ser. La noción de ser tiene un rol fundamentalmente epistemológico porque inaugura la posibilidad del conocimiento. No podemos erradicar por completo esta noción, lo más que podemos hacer es relativizarla, pero no anularla por completo. Yo no puedo decirte que puedo prescindir de referencia alguna al ser porque comprometo la capacidad de conocimiento, y es por eso que sostengo con mucha fuerza que no rechazamos la noción de ser, siempre estamos siendo de una cierta forma y aunque lo articulemos de forma imperfecta no puedo prescindir de que siempre estamos siendo. A lo que nos oponemos es a la absolutización del ser que lo congela y que hace de la acción un reflejo de un ser inmutable previamente constituido. La tesis central que proponemos es que la acción genera ser, justamente lo inverso del postulado metafísico que pone al ser precediendo a la acción, para nosotros el ser es generado y está generándose siempre en función del comportamiento. A la vez que refleja el comportamiento, el ser lo está constituyendo y eso es parte central de nuestra propuesta. Es por eso que me gusta que te refieras al ser desde un punto de vista epistemológico, pues creo que no hay posibilidad de conocimiento si eliminas por completo la noción de ser, el verbo ser es un artificio del lenguaje que hace posible el conocimiento".Metafísica oculta

-Tener conciencia de esta problemática también implica asumir la responsabilidad de que lo que nosotros estamos diciendo probablemente no pueda ser respaldado desde el horizonte de la verdad...

"Absolutamente... y esto implica entonces que sólo podemos afirmar conjeturas, posibilidades. A mí personalmente me encanta descubrirme cuando mis propias conjeturas se caen, pues es como la reivindicación de que uno no puede sino ofrecer una interpretación dentro de un mundo de infinitas interpretaciones y que estamos inevitablemente condenados a ser demostrados falsos".

-¿De que manera la ontología del lenguaje es una herramienta útil para enfrentar este nuevo orden?

"La ontología del lenguaje se pregunta por los condicionantes del actuar humano, por los condicionantes visibles y no visibles del actuar humano. Cuando las posibilidades de acción están limitadas, la metafísica da cierto tipo de respuestas, y nuestra lucha es contra esa metafísica, la que llevamos en la sangre, la que da respuestas condicionadas cuando no ve posibilidades distintas de respuesta. "La ontología del lenguaje" nos invita a identificar con claridad los condicionantes ocultos de nuestro comportamiento".


El día Martes 17 de octubre del 2006 en la sección Cartas al director aparece una respuesta a al entrevista hecha a Rafael Echeverría

El ser y el comportamiento

Señor Director:

He leído en Artes y Letras del domingo 15 de octubre la entrevista en la que don Rafael Echeverría postula el fin del modelo metafísico y sostiene la necesidad actual de utilizar un nuevo "paradigma", donde no existiera un ser preestablecido, sino cambiante y generado por el propio comportamiento humano.

No soy filósofo, sino médico, y sólo puedo opinar desde la perspectiva clínica, en la cual es impensable la ausencia de un ser o modelo preestablecido y arquetípico, que condicione el normal desarrollo organísmico. De no existir, sería imposible formular un criterio para definir lo sano y lo patológico. Sin duda, existen variedades tanto del comportamiento somático como anímico y aun pueden estimarse como "nuevas formas de ser", pero de un ser anómalo y aberrante (diabético, esquizofrénico, etcétera), precisamente porque constituyen una transgresión de la "normatividad psico-biológica de la vida": de aquello "que es como debe ser"; es decir, de lo que coincide con la potencialidad genética de su ser original, ya presente -al menos en lo esencial- en el óvulo recién fecundado.

Es posible que mi comprensión de un tema ajeno a mi oficio sea imperfecta. Es, por lo mismo, que pienso de interés para los lectores el poder conocer la visión de otros filósofos, que sí pueden reflexionar con autoridad sobre este desconcertante dilema gnoseológico y metafísico.

DR. SERGIO PEÑA Y LILLO L.

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