Publico una columna de sicología aparecida en la revista Mujer del diario La Tercera.
El verano y los estados de ánimo
¿Existe alguna relación entre los estados de ánimo y ciertas condiciones de la naturaleza? Esta pregunta ha sido difícil de contestar con seriedad, a pesar de que ha estado en el candelero desde hace siglos. En cada época ha tratado de ser respondida según los sistemas de pensamiento en boga. Un buen ejemplo es el del famoso médico medieval Paracelso, quien defendía a ultranza el principio contenido en la máxima "Astrum in corpore", los astros en el cuerpo, que señala que la organización del cuerpo es un reflejo de la organización del cosmos. Aún hoy hay gente que sigue sosteniendo este principio, e incluso hay personas que guían su vida según él.
El sistema de pensamiento que predomina hoy es el científico, y desde este punto de vista hay algunas posibles respuestas para la pregunta planteada. Una buena manera de responderla es tratar de saber si existe alguna relación entre los estados de ánimo y las estaciones del año. Y acerca de ello hay datos muy interesantes.
Por ejemplo, es conocido un cuadro clínico de depresión mayor que ocurre exclusivamente en invierno. Se trata de una depresión hecha y derecha, con baja del ánimo, desinterés global, disminución de la capacidad para disfrutar, con tristeza o con una indefinible melancolía de fondo, que ocurre exclusivamente en la época en que hay menos luz solar. El cuadro es tan dependiente de la luz solar que si una persona afectada por la depresión invernal viaja hacia la línea del Ecuador o hacia el hemisferio terrestre opuesto sana total y rápidamente de la enfermedad. Mucha gente experimenta formas atenuadas del desorden y notan que en invierno disminuye su capacidad para ejecutar actividades de todo tipo, consumen más dulces, aumentan algo de peso y andan un poco menos felices. La depresión invernal y las formas atenuadas mejoran significativamente con el uso de fototerapia, una técnica de suministro de luz que intenta simular la luz solar.
En la época veraniega se da con cierta frecuencia el fenómeno opuesto con una sobreexaltación del ánimo. Se presenta una felicidad facilitada, un aumento de las actividades y de los contactos sociales, euforia, y disminución marcada de las necesidades de sueño. Las personas afectadas por este problema duermen poco, pero despiertan bien, sin resaca, como si hubiesen dormido en cantidad normal. Este cuadro se llama Manía (del griego "frenesí") y sus formas atenuadas también se presentan con mayor reiteración en verano. Mucha gente se siente en el verano más liviana, con más deseos de actividad y con más propensión a disfrutar de las pequeñas cosas de la existencia. Se consumen menos carbohidratos y se tiende a hacer más ejercicio. Llamativamente, estos son los mismos cambios que ocurren en las personas con depresión invernal cuando se les suministra fototerapia.
Estos conocimientos y los tratamientos probados en su efectividad nos permiten establecer razones sólidas para pensar que existe una estrecha relación entre la carga de luz ambiental y el estado anímico preponderante, lo que se manifiesta no sólo en una persona en particular, sino que también puede extenderse a una comunidad. No lo olvide cuando evalúe sus cambios de ánimo, porque a veces son situaciones muy simples las que nos afectan y comprender su origen es el primer camino para obtener una solución si así se desea.
por: Dr. Luis Risco, médico siquiatra
e-mail: luis.risco@gmail.com
¿Existe alguna relación entre los estados de ánimo y ciertas condiciones de la naturaleza? Esta pregunta ha sido difícil de contestar con seriedad, a pesar de que ha estado en el candelero desde hace siglos. En cada época ha tratado de ser respondida según los sistemas de pensamiento en boga. Un buen ejemplo es el del famoso médico medieval Paracelso, quien defendía a ultranza el principio contenido en la máxima "Astrum in corpore", los astros en el cuerpo, que señala que la organización del cuerpo es un reflejo de la organización del cosmos. Aún hoy hay gente que sigue sosteniendo este principio, e incluso hay personas que guían su vida según él.
El sistema de pensamiento que predomina hoy es el científico, y desde este punto de vista hay algunas posibles respuestas para la pregunta planteada. Una buena manera de responderla es tratar de saber si existe alguna relación entre los estados de ánimo y las estaciones del año. Y acerca de ello hay datos muy interesantes.
Por ejemplo, es conocido un cuadro clínico de depresión mayor que ocurre exclusivamente en invierno. Se trata de una depresión hecha y derecha, con baja del ánimo, desinterés global, disminución de la capacidad para disfrutar, con tristeza o con una indefinible melancolía de fondo, que ocurre exclusivamente en la época en que hay menos luz solar. El cuadro es tan dependiente de la luz solar que si una persona afectada por la depresión invernal viaja hacia la línea del Ecuador o hacia el hemisferio terrestre opuesto sana total y rápidamente de la enfermedad. Mucha gente experimenta formas atenuadas del desorden y notan que en invierno disminuye su capacidad para ejecutar actividades de todo tipo, consumen más dulces, aumentan algo de peso y andan un poco menos felices. La depresión invernal y las formas atenuadas mejoran significativamente con el uso de fototerapia, una técnica de suministro de luz que intenta simular la luz solar.
En la época veraniega se da con cierta frecuencia el fenómeno opuesto con una sobreexaltación del ánimo. Se presenta una felicidad facilitada, un aumento de las actividades y de los contactos sociales, euforia, y disminución marcada de las necesidades de sueño. Las personas afectadas por este problema duermen poco, pero despiertan bien, sin resaca, como si hubiesen dormido en cantidad normal. Este cuadro se llama Manía (del griego "frenesí") y sus formas atenuadas también se presentan con mayor reiteración en verano. Mucha gente se siente en el verano más liviana, con más deseos de actividad y con más propensión a disfrutar de las pequeñas cosas de la existencia. Se consumen menos carbohidratos y se tiende a hacer más ejercicio. Llamativamente, estos son los mismos cambios que ocurren en las personas con depresión invernal cuando se les suministra fototerapia.
Estos conocimientos y los tratamientos probados en su efectividad nos permiten establecer razones sólidas para pensar que existe una estrecha relación entre la carga de luz ambiental y el estado anímico preponderante, lo que se manifiesta no sólo en una persona en particular, sino que también puede extenderse a una comunidad. No lo olvide cuando evalúe sus cambios de ánimo, porque a veces son situaciones muy simples las que nos afectan y comprender su origen es el primer camino para obtener una solución si así se desea.
por: Dr. Luis Risco, médico siquiatra
e-mail: luis.risco@gmail.com
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