Columna aparecida el martes 16 de mayo de 2006 en la revista YA de El Mercurio, escrita por el Siquiatra Juan Pablo Díaz. Muy buena, léanla.
SALUD MENTAL
Un precio impagable
El cariño es necesario como el oxígeno para respirar, pero ello no justifica pagar precios increíbles por lograrlo. Toda relación de pareja se sustenta en una condición básica, aceptada por ambos integrantes. "Querer y sentirse queridos". Esta sencilla condición encierra muchas veces altísimos costos que uno o ambos deberán pagar. Silencio: Uno de ellos comienza a callar. Al principio lo hace para no molestar al otro, total, no es para tanto. Su parecer no lo expresa directamente y decide mantenerse en silencio, hasta que su capacidad de aguante se rebasa y pasa la cuenta atrasada con todos los intereses, algo que ninguna pareja es capaz de pagar.
Postergación: Uno o ambos renuncian a abordar ciertos temas, generalmente por comodidad, y entregan toda la autoridad al otro. La casa, el manejo del dinero, los niños, las decisiones importantes pasan a ser territorios separados y exclusivos de cada uno, generándose parcelas de poder excluyentes, y donde fallar implica arriesgarse a perder el cariño del otro. Algo inaceptable.
Complacencia: Consiste en hacer todo aquello que uno imagina puede agradar al otro. Este mecanismo requiere un alto grado de sumisión, servilismo y una casi completa anulación de la autoestima.
Descalificación personal activa: Uno de los dos asume el rol de víctima y se pone el parche antes de la herida. Yo no soy digno de que me quieras, no importa, total, no me lo merezco, siempre la embarro, no te preocupes, me las arreglo solo o sola, es mi culpa. Al autodescalificarse, está evitando el dolor del supuesto rechazo y a la vez manipulando al otro, para hacerlo sentirse culpable, obligándolo a entregarle cariño. Demasiado doloroso para ambos.
Imploración: Se puede implorar el cariño de cualquier forma, con enojos, llantos o escenas. Pero nunca sabrá si lo obtenido fue respuesta a su súplica o una demostración honesta de cariño.
Condicionamiento abusivo: Algunas parejas, por temor, aceptan intimidaciones abusivas de parte del otro. Castigos y privaciones parecieran ser mejores que perder el cariño de la pareja. La posibilidad del abandono funciona como un estímulo enormemente aversivo, que justifica todo lo demás.
El error no radica en las fórmulas utilizadas para lograr el cariño de la persona amada, todas de variable efectividad, sino en creer que éste se gana u obtiene mediante esfuerzos orientados a merecerlo. El amor es tal vez lo único que va quedando gratis en este mundo comercializado, incluso en las relaciones amorosas. Si pretende ser querido o querida por su pareja, antes debe quererse usted lo suficiente y no esperar que su pareja satisfaga todas sus necesidades afectivas.
SALUD MENTAL
Un precio impagable
El cariño es necesario como el oxígeno para respirar, pero ello no justifica pagar precios increíbles por lograrlo. Toda relación de pareja se sustenta en una condición básica, aceptada por ambos integrantes. "Querer y sentirse queridos". Esta sencilla condición encierra muchas veces altísimos costos que uno o ambos deberán pagar. Silencio: Uno de ellos comienza a callar. Al principio lo hace para no molestar al otro, total, no es para tanto. Su parecer no lo expresa directamente y decide mantenerse en silencio, hasta que su capacidad de aguante se rebasa y pasa la cuenta atrasada con todos los intereses, algo que ninguna pareja es capaz de pagar.
Postergación: Uno o ambos renuncian a abordar ciertos temas, generalmente por comodidad, y entregan toda la autoridad al otro. La casa, el manejo del dinero, los niños, las decisiones importantes pasan a ser territorios separados y exclusivos de cada uno, generándose parcelas de poder excluyentes, y donde fallar implica arriesgarse a perder el cariño del otro. Algo inaceptable.
Complacencia: Consiste en hacer todo aquello que uno imagina puede agradar al otro. Este mecanismo requiere un alto grado de sumisión, servilismo y una casi completa anulación de la autoestima.
Descalificación personal activa: Uno de los dos asume el rol de víctima y se pone el parche antes de la herida. Yo no soy digno de que me quieras, no importa, total, no me lo merezco, siempre la embarro, no te preocupes, me las arreglo solo o sola, es mi culpa. Al autodescalificarse, está evitando el dolor del supuesto rechazo y a la vez manipulando al otro, para hacerlo sentirse culpable, obligándolo a entregarle cariño. Demasiado doloroso para ambos.
Imploración: Se puede implorar el cariño de cualquier forma, con enojos, llantos o escenas. Pero nunca sabrá si lo obtenido fue respuesta a su súplica o una demostración honesta de cariño.
Condicionamiento abusivo: Algunas parejas, por temor, aceptan intimidaciones abusivas de parte del otro. Castigos y privaciones parecieran ser mejores que perder el cariño de la pareja. La posibilidad del abandono funciona como un estímulo enormemente aversivo, que justifica todo lo demás.
El error no radica en las fórmulas utilizadas para lograr el cariño de la persona amada, todas de variable efectividad, sino en creer que éste se gana u obtiene mediante esfuerzos orientados a merecerlo. El amor es tal vez lo único que va quedando gratis en este mundo comercializado, incluso en las relaciones amorosas. Si pretende ser querido o querida por su pareja, antes debe quererse usted lo suficiente y no esperar que su pareja satisfaga todas sus necesidades afectivas.
Comentarios
Publicar un comentario