Artículo aparecido en el diario La Tercera el día 26 de marzo del 2006
Las terapias cortas sirven a quienes les faltan herramientas para solucionar una situación. Cuando la consulta es por conflictos internos se requerirán más sesiones de trabajo.
Aunque asistir al sicólogo las personas lo asocian a numerosas sesiones de terapia para resolver conflictos que se han hecho inmanejables, lo cierto es que cada vez es más común que estos profesionales ofrezcan tratamientos para diversos problemas en poco tiempo.
De hecho, existe la leyenda de que Sigmund Freud, padre del sicoanálisis -la terapia que más tiempo demanda para ejercer sus efectos-, curó la impotencia del compositor Gustav Mahler durante una caminata alrededor de un lago.
Y aunque decir que un problema sicológico podría solucionarse en una sesión parece poco creíble, algunos especialistas opinan que una terapia corta es la mejor manera de enfrentar una cruda realidad. Según la revista Psychology Today, cerca del 40% de las personas que consultan a un terapeuta nunca regresan.
Motivación fundamental
Para el sicólogo Monte Bobele, de la U. Our Lady of the Lake, de San Antonio (EE.UU.), "la motivación de los pacientes es muy fuerte en la primera consulta y nosotros podemos capitalizar esto".
El es uno de los principales defensores de las terapias breves y asegura que en lugar de discutir con la persona todos los aspectos de la vida pasada y presente, él propone dar confianza al paciente y buscar soluciones sencillas con las que enfrentar los problemas.
"El eslogan en mi clínica es 'cada caso tiene el potencial de ser resuelto en una sola sesión'", dice Bobele. Esta visión cambia completamente la forma en que el terapeuta enfrenta al paciente, dándole un mayor sentido de urgencia.
Bobele trató a una mujer adulta, cuyos problemas de salud se le estaban yendo de las manos. En una sesión y haciendo el compromiso de controlar su presión a diario y cumplir con sus tratamientos ella se fue sintiendo mejor, comenzó a controlar otros problemas de salud que la afectaban, a los meses dejó de fumar y después abandonó el alcohol. "Haciendo un pequeño cambio tiene muchas veces el efecto de una bola de nieve", afirma Bobele.
La evidencia indica que las sicoterapias planificadas para un corto plazo tienen tan buenos resultados como aquellas de largo aliento, a pesar de las diferentes orientaciones teóricas que puedan tener los sicólogos. Los investigadores sospechan que cuando un terapeuta se embarca en un plan de pocas sesiones hace un esfuerzo más consciente para asegurarse que el trabajo clínico afecte la forma de pensar y comportarse de su paciente.
Terapeutas o magos
Los críticos se cuestionan cuánto puede durar esta propuesta de ofrecer un "parche de curita" al paciente, además de preocuparles el manejo de esta herramienta en manos de quienes lo único que sueñan es reducir los costos de los seguros de salud.
"Los terapeutas no somos magos", explica Paul Brinich, profesor de sicología de la U. de Carolina del Norte, en Chapel Hill (EE.UU.). "No es suficiente enfocarse en los síntomas sin entender sus orígenes, al igual que un buen médico no va a bajar la fiebre de su paciente sin entender qué está causándola".
Debido a que las raíces de sus problemas son personales y privados, no se puede esperar que un paciente se abra ante un extraño en unas pocas horas, dice Brinich. "El intento de acortar las terapias es entendible, pero no me imagino cómo acelerar la habilidad de las personas para confiar y revelar a otro los conflictos de sus vidas".
La excepción, según Brinich, es cuando el problema del paciente radica en una falta de conocimiento y no en un conflicto interno.
Las terapias cortas sirven a quienes les faltan herramientas para solucionar una situación. Cuando la consulta es por conflictos internos se requerirán más sesiones de trabajo.
Aunque asistir al sicólogo las personas lo asocian a numerosas sesiones de terapia para resolver conflictos que se han hecho inmanejables, lo cierto es que cada vez es más común que estos profesionales ofrezcan tratamientos para diversos problemas en poco tiempo.
De hecho, existe la leyenda de que Sigmund Freud, padre del sicoanálisis -la terapia que más tiempo demanda para ejercer sus efectos-, curó la impotencia del compositor Gustav Mahler durante una caminata alrededor de un lago.
Y aunque decir que un problema sicológico podría solucionarse en una sesión parece poco creíble, algunos especialistas opinan que una terapia corta es la mejor manera de enfrentar una cruda realidad. Según la revista Psychology Today, cerca del 40% de las personas que consultan a un terapeuta nunca regresan.
Motivación fundamental
Para el sicólogo Monte Bobele, de la U. Our Lady of the Lake, de San Antonio (EE.UU.), "la motivación de los pacientes es muy fuerte en la primera consulta y nosotros podemos capitalizar esto".
El es uno de los principales defensores de las terapias breves y asegura que en lugar de discutir con la persona todos los aspectos de la vida pasada y presente, él propone dar confianza al paciente y buscar soluciones sencillas con las que enfrentar los problemas.
"El eslogan en mi clínica es 'cada caso tiene el potencial de ser resuelto en una sola sesión'", dice Bobele. Esta visión cambia completamente la forma en que el terapeuta enfrenta al paciente, dándole un mayor sentido de urgencia.
Bobele trató a una mujer adulta, cuyos problemas de salud se le estaban yendo de las manos. En una sesión y haciendo el compromiso de controlar su presión a diario y cumplir con sus tratamientos ella se fue sintiendo mejor, comenzó a controlar otros problemas de salud que la afectaban, a los meses dejó de fumar y después abandonó el alcohol. "Haciendo un pequeño cambio tiene muchas veces el efecto de una bola de nieve", afirma Bobele.
La evidencia indica que las sicoterapias planificadas para un corto plazo tienen tan buenos resultados como aquellas de largo aliento, a pesar de las diferentes orientaciones teóricas que puedan tener los sicólogos. Los investigadores sospechan que cuando un terapeuta se embarca en un plan de pocas sesiones hace un esfuerzo más consciente para asegurarse que el trabajo clínico afecte la forma de pensar y comportarse de su paciente.
Terapeutas o magos
Los críticos se cuestionan cuánto puede durar esta propuesta de ofrecer un "parche de curita" al paciente, además de preocuparles el manejo de esta herramienta en manos de quienes lo único que sueñan es reducir los costos de los seguros de salud.
"Los terapeutas no somos magos", explica Paul Brinich, profesor de sicología de la U. de Carolina del Norte, en Chapel Hill (EE.UU.). "No es suficiente enfocarse en los síntomas sin entender sus orígenes, al igual que un buen médico no va a bajar la fiebre de su paciente sin entender qué está causándola".
Debido a que las raíces de sus problemas son personales y privados, no se puede esperar que un paciente se abra ante un extraño en unas pocas horas, dice Brinich. "El intento de acortar las terapias es entendible, pero no me imagino cómo acelerar la habilidad de las personas para confiar y revelar a otro los conflictos de sus vidas".
La excepción, según Brinich, es cuando el problema del paciente radica en una falta de conocimiento y no en un conflicto interno.
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